Año 1994. Henry Brawn, periodista fotógrafo de un medio de Nueva York, mira una noticia sobre el Pulitzer otorgado al sudafricano Kevin Carter por una foto aparecida en el New York Times. El periodista se obsesiona con la fotografía; tal vez es la más impactante de la historia: no existe otro Pulitzer similar. Ante el peso de esta obsesión, Henry le plantea al director del periódico que lo envíe a Sudáfrica para entrevistar a Carter, al que la prensa amarillista retrata como insensible, que no intervino para salvar al niño. Brawn tiene una doble agenda, en realidad, sus preguntas no son simples y permanecen en secreto. En medio de los cambios que vive Sudáfrica: violencia, protestas, represión, pero sobre todo en vísperas de elecciones que ganará Mandela, Henry espera una cita con Carter, quien se encuentra desaparecido. La entrevista se ha convertido en una persecución y en una extraña obsesión, porque Brawn conoce a una periodista holandesa hospedada en su mismo hotel, que ha venido con el mismo cometido de entrevistar a Carter y con preguntas que tampoco le han hecho hasta la fecha. Al no saber Henry qué preguntas le hará ella y al sospechar que tal vez tiene interrogantes similares a las suyas, comienza una espiral de intrigas y sospechas que los unirá en una carrera que parece presagiar un intento personal de redención ante un hombre que tomó una fotografía fuera de serie, ahora convertida en emblemática para el mundo.