El presente libro se centra en la vida del entomólogo y pintor alemán Alexander Bierig, llegado de Cuba en 1938 gracias a una invitación de su compatriota Ferdinand Nevermann, para efectuar exploraciones en Costa Rica; además de empresario bananero, Nevermann era profesor de entomología en la Escuela Nacional de Agricultura (ENA). Sin embargo, en una de sus primeras giras Nevermann falleció, víctima de un accidente, por lo que a Bierig le ofrecieron su puesto en la ENA. Esto hizo que, al iniciar labores la Universidad de Costa Rica, en 1941, Bierig se convirtiera en uno de sus primeros profesores.

Él era una autoridad mundial en la familia Staphylinidae, lo cual le permitió recolectar e identificar miles de estos coleópteros, e incluso describir más de 400 especies como nuevas para la ciencia. Asimismo, en su tiempo libre fue creando una voluminosa y original obra pictórica, con una gran diversidad de temas y técnicas; a partir de 1946, esto le permitió proyectarse como un auténtico maestro en la Escuela de Bellas Artes. Es decir, fue un personaje insólito, pues ejerció la docencia en dos unidades académicas muy disímiles.

Aunque esa enorme virtud suya se convierte a su vez en un obstáculo para rescatar, abordar y justipreciar su extraordinaria obra científica y artística, debido a su complejidad intrínseca, por fortuna hubo quienes acometieran dicha labor. En efecto, llegados a Bierig por diferentes sendas, en esta obra confluyen un entomólogo agrícola (Luko Hilje), así como una historiadora del arte (Floria Barrionuevo) y una especialista en artes plásticas (María Enriqueta Guardia), ambas profesoras universitarias, para aportar una visión integral del maravilloso legado de este verdadero humanista, la cual aparece plasmada en el presente libro, escrito en un lenguaje asequible para un público amplio, así como pletórico de imágenes, como de seguro Bierig lo hubiera deseado.